Thursday, April 14, 2011

5 canciones para perderse en un ghetto californiano





Juanluís tiene miedo. Orlando no aparece y eso lo coloca frente a frente, uno a uno, mano a mano, con su indómita soledad. Para luchar con la incipiente ansiedad y quiebre emocional que le supone esta ausencia, decide hacer una lista; después de todo, él escribe por diversión, porque no tiene muchos amigos. Orlando, contrario a lo que parecería evidente, no lo ha abandonado, sino que trata de encontrar la salida de un guetto californiano en el que se ha perdido por no tener un iPhone con GPS. Por su mente pasan tres cosas: Cuba Gooding Jr. con un flat top, Grand Theft Auto: San Andreas y su querido e inseparable Juan. Mientras mira desesperado a ambos lados, se encoge con cara de negro en una convención del Ku Klux Klan y esta 5 canciones resuenan en su cabeza.

Orlando s atreve a decir:

Tom Jones – It’s not unusual: Pienso en Carlton Banks y recuerdo el episodio en que se convirtió en maleante. Repito como un mantra: “yes I can”.

The Flaming Lips – Fight Test: Quizás es porque me veo muy pendejo, o lo contrario –porque disimulo mi pendejitud demasiado bien- pero el punto es que nunca nadie se mete conmigo. Soy de los que prefiere evitar un encontronazo físico a como de lugar, pero claro, eso proviene mucho más de un miedo cabrón a coger un mal golpe que de un intensa devoción por las enseñanzas de Jesucristo y Ghandi. Entiéndase, que si tuviera más cuerpo y menos boca, estaría repartiendo bofetás a medio mundo, empezando por Juanluís. Entonces, queda claro que lo mío no es enredarme a las galletas con nadie, pero. ¿qué tal si el encuentro es inevitable? Partiendo de la premisa (a lo mejor errónea) de que no hay manera de que yo gane la pelea, la pregunta sería: ¿soy yo capaz de quitarme el bulto, zumbar par de barrecampos algarete y coger una pela dignamente, o me dejaría el bulto puesto sin ofrecer resistencia alguna? Wayne Coyne canta: “I don't know where the sun beams end and the starlights begin, it's all a mystery. And I don't know how a man decides what’s right for his own life - it's all a mystery”. Siendo así, prefiero también el no saber.

Vampire Weekend – Horchata: Esta canción no debería estar pasando por mi mente, y sin embargo, ahí está. De la misma manera en que cuando chiquito vas a la iglesia, comulgas, te arrodillas y al cerrar los ojos lo único que imaginas son tetas, nalgas, chochas y mujeres haciendo cosas sucias que solo haz visto de reojo en HBO y para las que aún no existen nombres, pues el mismo principio opera en este caso.

R.E.M – Imitation of Life: Hay una película de Douglas Sirk que se llama así y que la academia utiliza en clases de constructivismo, antropología, etc. El propósito, entre otros, es demostrar que, como todo para los académicos, la raza es un constructo social. Todo eso es muy bonito e interesante, pero mientras camino por South Central me pregunto honestamente: ¿de qué carajos me serviría la academia en estos momentos? ¿Cuánto de construcción hay en el color de mi piel y cómo le explico al tipo de la esquina que me mira con cara de pocos amigos -sin parecer que estoy hablando una mierda cabrona- que nuestras diferencias raciales no son más que ideas y conductas aprendidas? Con suerte se me reiría en la cara, y la pendejá es que estaría en todo el derecho de hacerlo.

Me and the Devil – Gil Scott Heron: Porque me parece que en estos casos es mejor andar con el diablo que con Dios.


Nota a nuestros lectores cristianos: no es ateísmo ni rebeldía, es puramente una cuestión de lugar y de momento. Estoy seguro que en alguna otra situación diría, “creo que Dios debería estar aquí conmigo” (ej. caminando por la playa).

2 comments:

Rosaura said...

simplemente genial!

y eso que ni siquiera lo leo completo...

Anonymous said...

Uno de mis entradas favoritas.
Ciertamente, Horchata NO tiene lugar ahí, pero en los soundtracks siempre hay una canción que descojona el orden.

Post a Comment