Friday, April 29, 2011

Ellas dejan música a su paso (5 canciones que escuché por culpa de mujeres)



Carlos y Luke Warm andan muy sensibles últimamente. Debe ser  el verano que se acerca o quizás tal vez recibieron llamadas de sus ex-novias. No importa. Aquí sus listas.



Carlos se atreve a decir:


Recuerdo lo raro que fue mudarme de Ponce a Caguas. Empezando por el hecho que decir “masa” es un badtrip. Hice amistades bastante rápido y mi vida se resumía en correr patineta. Como todo joven en octavo grado, me enchulé de una chamaquita bien linda que no me hizo caso. Recuerdo que en una de las pequeñas conversaciones que teníamos me dijo que le gustaba The Offspring por su hermano rockero y que le encantaba la canción que salía en Crazy Taxy. Yo, como soy tan melaza, al salir de la escuela fui caminando a Las Catalinas Mall y le caí a Music Zone. Pedro, un panita de la escena de roquerazos cagueños que trabajaba allí, me ayudó a buscar Ixnay on the Hombre, el disco de Offspring donde sale la canción. Al otro día en la escuela la sorprendí con el cd. Había llevado hasta mi cd player para escucharlo en el pasillo entre clases. Ella obviamente no lo escuchó conmigo pero me lo pidió prestado. Me sentí bien pendejo pues The Offspring era una banda que me encantaba y había malgastado chavos  en comprar un cd (en esta época comprar cds era bien importante para mí… ahora los bajo y ni los escucho) por la razón equivocada, para sorprender a una nena. Me devolvió el cd en once y con la cajita rota. Pendeja.


Mi primera novia fue un big deal. Estábamos en décimo, ella vivía en Bairoa y después de la escuela el papá, quien no vivía con ella, la buscaba para llevarla a su casa. Recuerdo que un día ella me llamó a casa para decirme que estaba sola. Yo, como soy tan melaza, cogí mi skate y me tiré a pié hasta su casa. (Aquí una referencia del tramo)
Creo que esa fue la primera ves que estuve con una nena así a solas. Recuerdo que estabamos hablando de música y ella me regaló el disco White Blood Cells de los White Stripes y me dijo que esta era su canción favorita. No hicimos mucho, pero la verdad es que fue inolvidable. La misma chica, meses más tarde me rompió el corazón. Pendeja. 


Yo tuve un “summer of love”. El verano antes de entrar a la UPR salí con una chica Ivy League. Era mi primera vez con este tipo de muchachas. Ella era rara. Tocaba guitarra y cantaba hermoso. Recuerdo que un día me invitó a un BBQ en su casa en Ponce. Yo fui y me quedé sorprendido con la cantidad de instrumentos musicales. Cuando llegué al patio estaban sentados en circulo sus padres y sus amistades, borrachos y cantando canciones de Silvio, Serrat, Fito Paez, Roy Brown y cosas así. Su madre, una mujer elegantísima, me sirvió una copa de vino y me dio una guitarra diciéndome: “me dijeron que tocas”. Yo la acepté y me senté con los viejos. Los jóvenes estaban jugando Super Smash Brothers Melee en el Gamecube. El papá me dijo: “Dale carlos, sol-re-do. Sígueme.” Yo no tenía remedio, por mas que quería partirle la cara al hermanito bocón con Sheik, tenia que tocar. Fue entonces cuando la chica Ivy League empezó a cantar esta canción con su padre. Se me pararon los pelos. Lo que era un alboroto de instrumentos se volvió silencio. Todos escuchaban el dúo de Padre e Hija y yo era parte del ruido. Fue un momento mágico que nunca olvidaré. Ella desapareció al terminar el verano. Volvió a su vida en Harvard y no la volví a ver. Espero que esté bien donde quiera que esté. 


Yo salía con una muchacha roquerita cagüeña. Fue la primera y única nena que he dejado. Yo no tenía idea de cómo se llevaba a cabo el asunto. Estaba bien molesto con ella y empecé a hacerle lo que me habían hecho a mí. Primero la dejé de visitar y después le dejé de hablar. Una semana más tarde hablamos por el Messenger y después por el teléfono. Le conté que estaba molesto y peleamos un rato. Finalmente le dije que no quería más nada con ella. Ella me dijo que en quince minutos estaba en casa. Yo me puse cómodo y me dije: “nice”. Cuando llegó no me dijo ni una palabra. Del baúl de su pick-up me dio una bolsa con un montón de mis cosas que había dejado poco a poco en su casa y carro. Entre ellas estaba este cd partido en pedacitos. Le quedo medio cabrón, pero creo que me lo merecía. 


Mi verano de once a cuarto año fue bien melaza (como yo). Me la pasaba tocando con una banda metal, jugando Magic y escuchando Opeth. En ese tiempo quería dejarme el pelo largo y comprar muchas espadas. Había una muchachita que me gustaba y que sólo hablábamos por la Internet. Después de como un mes empezamos a hablar por teléfono hasta que un día me invitó a Plaza Las Américas a pasear mientras la madre se hacia un análisis médico o algo así. Yo aproveché y compré el disco Damnation de Opeth. Cuando su madre me dejó en mi casa olvidé el cd en su carro. La joven muchachita todavía tiene mi cd de Opeth y es tan caripelá que me lo recordó hace poco en un comentario de facebook. Me gustaría que me lo devuelva. Me tripea cómo nada se rompió y existe la posibilidad de que nos encontremos en algún lugar y como una capsula del tiempo revivir toda una época, colores, luces y sentimientos encajonados en la pieza musical. 




Luke Warm se atreve a decir:


May estaba en Puerto Rico de paso otra vez, nos encontramos y estuvimos juntos una semana entera. Era sábado y estábamos en Wilderness tirados en el carro cuando ella me puso el audífono en la oreja y me dijo: “I think you would like this.” Aparentemente soy una de dos, o muy leíble en gustos por las mujeres o fácilmente influenciable por las que quiero.  La canción era Owl Eyes de Devendra Banhart. Me quedé con esa canción y otras más, aunque pasó bastante tiempo antes de que me pompeara escuchando folk. Por la pompiaera con Devendra llegué al disco Hymns for a Dark Horse de Bowerbirds y de ahí a este, Illinois de Sufjan Stevens. “One thing leads to another.” 


No se, pero a mi me parecía super ridícula la gente que preguntaba si uno era ‘surfer’ o ‘caco.” Aunque siempre dije surfer por que la ropa era más cool. No tengo historias tiernas y anecdóticas, ni nada que agregar a esta. Me la mostró Marie en su casa, quien también aportó: comer tuna en Subway con Honey mustard y con quien vi por primera vez Ghost World. Por culpa de ella escuché Jets to Brazil, Thrice, DLG, Placebo, Dropkick Murphys, Bjork, Smashing Pumpkins, Screaming Trees, White Stripes, Santos Inocentes, B.B. King, Skapulario, Alkaline Trio y Flogging Molly, no todos a su sugerencia si no, por culpa de ella. Y muy al contrario de alguna gente cool no nací con gustos musicales, sou mala mía, soy fácilmente influenciable, si suena gufiau, pues básicamente lo escucho. A mi me encanta Baskin Robbins por la variedad, eso me deja sentirme bien cuando pido siempre el mismo.


Liam siempre estuvo mucho más alante que yo en todo. Cuando teníamos seis ella tenía trece, cuando entré a la high ella janguiaba con el tipo aquel que cantaba en Sol De Menta, cuando yo escuchaba Playero ella escuchaba Beck, cuando iba para mi prom de octavo, ella había hecho backpacking por Europa y decía que Roma era aburrida y fumaba Virginia Slims y tenía pantallita en la nariz y hablaba como si estuviera más apestada de la vida que las nenas de Virgin Suicides. Fukin pendeja riquitilla. La cosa es que yo la odiaba mucho, por que me gustaba mucho y a diferencia del geek promedio yo sabía que esa cabrona estaba way out of my reach. Así que hacía lo que hace cualquier cabrón con el ego herido, molestarla e insultarla y buscar de que manera llamar su atención. Les adelanto que todo, siempre, fue en vano y que no pasó nada entre nosotros que no fuera que la acompañara a McDonalds, a la Plaza de Armas o a entregar (ni siquiera a alquilar) películas a L’amour. La única vez que estuve solo con ella fue viendo Hackers, no pasó nada como dije, pero salí super pompiau con la música a tal nivel de que fui a Specs de Plaza al otro día y me compré el soundtrack de Hackers. De más esta decir que Halycon de Orbital fue una de las cosas que más me marcó de chamaquito, que honesta, no cool influenciadamente caló en mi subconsciente y pues, Orbital se volvió como un memento de esa época en que uno ya no es chiquito, pero no es grande y es impresionable y se fascina con cuanta cosa y las nenas como ella y el mundo parecen cosas enormes y misteriosas que uno nunca va a descifrar y escucho esta canción y me recuerdo de Liam y de lo cool que era y de las ganas que me pegó ella de saberme todo con tal de que ella me creyera interesante.


A mi los franceses no me caen bien, como regla general, no es racismo, ni nada por el estilo, creo que es por lo mismo que no me gustan los rábanos. Yo no pretendo explicar o explicarme. Ayer fui al supermercado y compré unos bizcochitos que prometen, son como que add water y listo, pero la hostia, no uno de esos brownies con maíz regau de tv dinner barato, fuck no. La ilustración promete un maldito four layer cake con frosting de boda y una maldita fuente en el medio y fuegos artificiales, etcétera. Sobre la canción en cuestión, me la heredaron Melisa y Graciela, unas nenas flacas y con cara de brujas de The Craft que no me gustaban, de las que nunca fui muy amigo pero que son posiblemente las mujeres mas influenciantes, musicalmente hablando, en mi vida. No me recuerdo bien ni de sus caras, ni de que hablábamos cuando íbamos en corillo al cine o a Chili’s y esas cosas. De séptimo a once por sugerencia o jangueo con ellas escuché por primera vez Filter, Blur, Rage Against the Machine, Marilyn Manson, Hole, Robi, The Wallflowers, Jamiroquai, Moby y Fat Boy Slim, además de un cojón de soundtracks de películas. En serio, no se nada de ellas, me dijeron que una se casó y que tiene un nene y que la otra es abogada y eso. Viste, tampoco me importa un huevo donde estén pero igual gracias por ponerme alante con los cassettes, cd’s y vhs llenos de música y videos grabaos cuando en casa no había ni cable ni internet.


Mi mamá es una tipa bien gufiá, media loquita a veces pero definitivamente fue un win que me tocara ella y no una de millones de cabronas en este mundo que pudieron ser un super badtrip. Después de Enter the Void y de una mierda budista que me leí recién estoy teniendo dudas con comprender cual es el apego familiar y lo trivial que parece cuando lo ves desde una perspectiva trascendentalista. Igual, again, mami es honestly cool, en casa nunca hubo exigencias que no fuesen estudiar, ni reglas pendejas, ni curfew. Básicamente la regla de oro era no joder y no joder en especial cuando se acostaba a dormir. Mi mai siempre ha sido corta de palabras pero expresiva, responsable pero como que hippie y como que nerda y tenía la casa siempre llena de música y libros viejos y las paredes cubiertas de fotos y posters y el piso lleno de exámenes por corregir intercalándose con mis dibujos y el baño lleno de fotos comprometedoras de gente espitiá y nudista en comunas random en quien sabe donde. La única labor real en casa era que los wikenes se limpiaba, con música a to jender. Ella se amarraba el pelo y ponía el cassette de Areyto de Juanluis Guerra y 440, o Magical Mistery Tour y Rubber Soul de los Beatles, y Led Zeppelin II, y Rubén Blades y un disco en que salía Oscar de León con una cara bien redonda y alegre o Pink Floyd, ABBA, el disco de Thriller que le encanta o Kool & the Gang y bailabamos en la sala y comíamos papitas y Coca Cola como si fuera foie gras y champán, y hacíamos un castillo de cojines en la sala y cuando estaba yo en el pico del sugar rush poníamos el disco de Fiddler on the Roof y cantabamos “Si yo fuera rico, tara rira rira rira rira rira rira ra.” Eleanor Rigby es super depresiva, pero esta super cabrona, so anyway, a job well done Liz. 

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