Mi día fire #2

Como siempre sucede con estos dos irresponsables, nunca cumplen sus promesas de hacer esto una vez al mes. Es que Luke Warm está jugando el nuevo juego de Zelda y Juanluís no sabe muy bien en que invierte su tiempo. Entre sus tareas, sacan un poco de tiempo para escuchar esto:

Luke Warm:

Here me out, mis paisas. La primera vez que escuche White Wilderness, no estoy exagerando, fue una bofetá, de esas cosas que te sacan de sitio el día, como una pelea grande y triste y que ya no puedes resolver mas que con dormirte, rogando por dar reset. El disco entero es, sin exagerar y sin querer reducirlo a nada, hermoso, una de esas cosas raras que uno escucha y dice puñeta, para cosas así existen palabras como grandioso. Nada, que no lo menciono ni lo posteo antes por celo, por que digo, esto es mío, lo encontré yo y me lo quedo, pero que carajo, es casi Navidad y jugar el Zelda nuevo me tiene de buen humor. Al principio no me quería esbocar diciéndolo pero ya a estas alturas puedo decir con toda seguridad que es, a mi gusto y no puedo stretch it enough, a mi gusto, el mejor disco que salió este año, súper recomendado, de principio a fin se siente como la banda sonora de una película bien hecha, de esas que balancean lo inteligente y lo memorable sin tumbarte a la lata de una paja de músico técnico, de esas cosas que si lo pones como que te olvidas y de momento el radio de la sala te inunda la casa de colores y temperaturas.

Juanluís:

Con todo el badtrip y malos ratos que llevo pasando desde hace meses, llega este CD con una propuesta super interesante, que entre otras cosas, me ha puesto a reflexionar sobre toda la mierda que tengo encima. Se trata del soundtrack de la expectacular pero no existente película Rome. Danger Mouse se une a Daniele Luppi, compositor italo-americano, y adornan con música un spaghetti western que solo existe en sus mentes. Utilizan clavicordios, chelos, órganos, las voces de Jack White y Norah Jones y otras cosas bien cabronas. No sé, me parece bien bonito lo que hicieron. Aveces lo pongo en el iPod y me acuesto en la cama, intentando dormirme sin pensar en nada, pero pensar en nada es imposible, menos cuando estás escuchando un disco como éste.